El canto de la oscuridad

(The song of the darkness)

 By: Juditangelo


 

Debían ser altas horas de la tarde, cuando estaban los Maximals inmersos en la exploración en búsqueda de energón. En la base aguardaban ya la mayoría de ellos; faltaban las féminas del grupo.

 

-¿Crees que estarán bien, Comandante? – Preguntó Cheetor, la cola del guepardo se movía nerviosamente detrás de él.

 

-Ambas saben cuidarse de maravilla. Además, si tuvieran problemas, ya habrían pasado aviso por comunicador. – El gorila permanecía muy tranquilo, mirando hacia el horizonte, esperando ver llegar a las que faltaban. No podía evitar sentirse preocupado.

 

-Grr... espero que no tengamos que irlas a buscar, como si de niñas se tratasen. – Dinobot pasaba de preocuparse en exceso, Rattrap le dio un codazo.

 

-¡Corta ya, carapiños! Ya que ahora eres de los nuestros, podrías al menos intentar comportarte como tal.

 

-¡Me porto como me da la gana, Grr, alimaña!

 

-¡Chicos, callaos los dos de una vez! – Optimus solía ser muy paciente, pero estos dos tenían la habilidad de desquiciarle por completo.

 

 

Por su lado, Airazor y Warcat procedían a terminar su exploración. La pantera se deslizaba ágilmente por la superficie, ya fuera plana o rocosa; mientras su compañera surcaba los aires lo suficientemente cerca como para no perder de vista a la felina.

 

-Ya va siendo hora de que volvamos, ¿no crees? – Preguntó la voladora, posándose en una roca, al lado de la piedra sobre la que estaba ahora la pantera.

 

-Bueno... – Ya iba a dar la vuelta, cuando su vista se posó en un objeto, hacia abajo en el barranco, medio oculto entre las rocas. - ¡Airazor mira!

 

Ambas clavaron su vista en aquello, fuera lo que fuera. Warcat no se lo pensó demasiado y ya se deslizaba por la escarpada pared; fue muy imprudente marchar así de golpe, perdió el equilibrio y cayó. Si no fuera porque las garras de halcón de su amiga la sujetaron con fuerza, ahora mismo se habría dado un buen golpe.

 

-¡Warcat, es nuestro deber avisar primero al Comandante y luego explorarlo todos juntos!

 

-¡Oh venga, tardarían mucho en llegar! ¿Y si aparecen los Predacons? Vamos, no nos pasará nada sólo por bajar a verlo más de cerca.

 

Al final, Airazor se dejó convencer por la felina para bajar a examinar más de cerca. Depositó a la pantera sobre unas rocas cerca del extraño objeto y luego pasó a forma robot aterrizando al lado de su compañera.

 

Parecía una especie de edificio, de color violeta oscuro y azul marino, combinado en espirales por toda la superficie; echándole imaginación, parecía una flor cerrada en espera de la primavera para florecer. Las dos mujeres, en su forma robot, se acercaron más a la superficie para examinarla más detenidamente.

 

-Me pregunto que será... y quién puede haberla hecho... ¿tú que crees, Warcat? – Airazor prestaba atención al edificio, cuando giró la cabeza hacia la felina, que parecía ausente. - ¿Warcat? ¿estás bien? – Le insistió, pero la chica no le devolvió respuesta alguna.

 

Como si intentara traducir unas palabras invisibles grabadas en la superficie, Warcat miraba la textura de escamas que recubría todo el edificio. Su mano se acercó para palpar el centro de una de las espirales grabadas en la estructura, pero aquella mano no llegó ni a rozar la superficie, ya que Airazor tiró de los hombros de la pantera hacia atrás, para despertarla.

 

-¡Warcat! – Gritó a la desesperada, mientras zarandeaba a su amiga.

 

-¡¿Qué?! – La chica se dio la vuelta de golpe, mirando incrédula a la halcón. – Airazor... yo... perdona, pero siento algo raro en esta cosa.

 

-Y yo, y esa sensación no me gusta nada. Será mejor que nos vayamos a la Axalon y le comentemos esto a Optimus.

 

La pantera no añadió nada más, dejó que la voladora la cogiese por la cintura y se elevara con ella hacia donde estaban, antes de decidir bajar a contemplar aquel extraño hallazgo. Fue nada más notar ambas el tacto del suelo, cuando tuvieron que apartarse y esquivar un par de disparos.

 

-Vaya, vaya... que tenemos aquí, dos encantadoras señoritas Maximals.

 

Esa era la desagradable e inconfundible voz de Terrorsaur, que venía acompañado de los otros dos voladores Predacons: Waspinator e Inferno.

 

Ahora si que estaban en un buen lío, tenían que pensar velozmente como hacerles frente a aquellos brutos y como evitar que descubrieran el edificio semioculto en las rocas.

 

Los Predacons siempre eran los primeros en atacar, dispararon sin cuartel a las chicas, yendo Waspinator y Terrorsaur a por Airazor y el bestia de Inferno aterrizando para encargarse de la pequeña Warcat.

 

La Halcón subió, con sus dos perseguidores, casi hasta las nubes. Los disparos de aquellos dos pesados no cesaban y la chica tenía que actuar rápidamente. Giró de golpe, estirando sus brazos para apuntar con las armas de los mismos, a los Predacons, que se detuvieron de golpe al encontrarse casi de cara con los disparos de Airazor. Terrorsaur los esquivó y los disparos recayeron en la avispa, que soltando humo cayó al borde del barranco.

 

Warcat no lo tenía fácil, la fuerza no era un factor con el que contar en su propia ayuda. Inferno disparó contra ella, la pantera saltó y dio una voltereta sobre sí misma en el suelo; yendo a caer cerca de las piernas de la hormiga, que la agarró por el cuello y la aproximó a su desagradable rostro. Las piernas de la felina no cesaban de patalear, mientras sus manos trataban de aflojar la presa que Inferno le estaba haciendo.

 

-Bien, pequeña, te llegó la hora de implorar.

 

-Jjj... – La chica trataba de hablar, casi ahogada. – Ja... más

 

Las manos de Warcat soltaron la de Inferno, y mostraron las garras de la felina. Con un rápido movimiento de las mismas, la cara del Predacon quedó casi por completo cuadriculada. Con un grito desgarrador y llevándose una mano al rostro, Inferno lanzó a la pantera, que fue a aterrizar de espaldas en una roca; se quedó allí sentada.

 

-¡Aah.. mi cara! ¡Me las pagarás, Maximal! – Con ambas manos frotándose todo el careto, se encaminó hacia el borde del barranco, donde estaba Waspinator, casi matado del todo. Al sentir que su pie no podía avanzar por la falta de suelo, apartó las manos del rostro y miró hacia abajo, entonces vislumbró la estructura misteriosa.

 

-¡Ooooh! Waspinator, mira! – Levantó con una mano a la avispa.

 

-¡Oy! – Se quejó el insecto. – Wazzpinator solo quiere irse a casita...

 

-¡No digas tonterías! Mira allí abajo, debe ser algo muy valioso que encontraron nuestros enemigos. ¡Es nuestro deber reclamarlo en el nombre de nuestra Reina!

 

Sin más preámbulos, la hormiga se lanzó, con Waspinator en mano, hacia abajo y activando el rotor de su sistema de vuelo. Warcat estuvo observando todo el tiempo y ahora su dolor de espalda se había convertido en una preocupación de lo más extremada.

 

*¡Airazor! * Gritó por comunicador. *¡Han descubierto el edificio! *

 

La voladora miró hacia abajo, distrayéndose de la batalla. Mientras miraba como la enorme figura de Inferno descendía por el hueco del barranco, Terrorsaur aprovechó su distracción para dispararle directamente. La halcón cayó hacia la parte frondosa de los árboles, algo alejada de la roca en la que estaba su compañera.

 

-¡Airazor! – La pantera se iba a levantar para irse a ayudarla, probablemente estaría en un estado peor que el de sí misma. Entonces la risa del terodáctilo Predacon la hizo mirar de nuevo al borde del barranco. Ya no podía hacer nada por preservar la estructura no identificada fuera del alcance Predacon. Entonces comenzó a soplar el viento, pero a Warcat le parecía que el mismo procedía del barranco.

 

Se escuchó el grito de las unidades Predacons y entonces estas salieron despedidas como si se las llevase un tornado, o como si alguien los hubiera empujado con mucho odio. La felina clavó sus sensores verdes en el espacio del que salieron volando aquellos tres cretinos. Aquel viento traía consigo un sonido extraño, parecía un extraño cántico traído de las profundidades del espacio. Susurros invisibles se emitían con aquel viento, como si de una llamada se tratase; y entonces comenzó a emanar una niebla misteriosa. Una niebla negra.

 

Warcat no necesitó ver ni oír más para asustarse, comenzó a gritar con todas sus fuerzas. Como si el dolor de su cuerpo se hubiera esfumado por artes mágicas, se levantó y comenzó a correr en dirección contraria a la niebla.

 

Airazor se quedó colgada de una rama, por poco se estrella en el suelo. Se llevó una mano a la cabeza y trató de centrarse, entonces pudo escuchar el grito de su amiga la pantera; parecía hallarse en un serio apuro! Cuando se enderezaba para ir en su busca, se dio cuenta de que la felina pasaba corriendo por debajo de ella, sin mirar atrás y sin dejar de gritar.

 

-¡Warcat! ¡Warcat! – La llamó inútilmente, la chica no se detenía y no se daba por aludida. Airazor bajó de un salto y comenzó a seguirla, todo lo rápido que podía.

 

 

Ya casi había caído la noche con su completo esplendor estrellado, los demás Maximals comenzaban a temerse lo peor.

 

-Deberíamos ir en su búsqueda, Optimus. Los campos de Energón interfieren con el comunicador; no he sido capaz ni una sola vez de ponerme en contacto con ellas. – Comentó Rhinox, en forma robot, mirando al gorila.

 

-Tienes razón. Optimus Primal, Metamorfosis. – Se transformó, iba a salir volando cuando Tigatron le llamó.

 

-¡Optimus espera! Allí veo algo, se acerca a gran velocidad.

 

-Conectaré de nuevo el comunicador, a ver si son ellas. – Cuando Rhinox lo activó, pegó un salto del sobresalto que le dio el escuchar de golpe un grito.

 

-¡Por el Gran Micifuz! ¡Menuda reacción les produces a las chicas, Rhinox! – Saltó Cheetor, tan impresionado como el que más.

 

-¡Grr, las estarán siguiendo los Predacons! – Dinobot se transformó y sacó su espada.

 

Al poco de escuchar esos gritos por el comunicador, pudieron oírlos directamente. Warcat llegó, estaba cubierta de rayos de energón y parecía realmente muy asustada, detrás venía Airazor, chamuscada por casi todas partes.

 

-¡Eh gata, gata! – Rattrap detuvo a la felina, rodeó con sus brazos los hombros de ella y la estrechó con algo de fuerza, atrapando sus antebrazos en el pecho. - ¡Cálmate, vamos, tranquila!

 

La chica dejó de gritar, levantó la vista y contempló los sensores rojizos del roedor; se apoyó en él tratando de coger aire y de dejar de temblar.

 

-Venga, las dos adentro, a la nave. – Ordenó Optimus apenas llegó Airazor, también sin resuello.

 

 

Dentro de la Axalon, Airazor explicó el hallazgo entre las rocas, la aparición de los Predacons y la pelea con ellos, motivo por el cual estaban chamuscadas.

 

-Hasta ahí, es todo lo que sé... – Dijo la voladora, mientras Rhinox comprobaba si sus daños eran muy graves.

 

-Bien, y ahora... – Optimus, con paso tranquilo y las manos a la espalda, se acercó a Warcat, que estaba sentada sobre la mesa central. – Warcat, ¿a que venía tanto grito?

 

La chica tomó aire antes de contestar.

 

-Cuando los Predacons bajaron a por el artefacto aquel, algo los expulsó. Luego surgieron las sombras, se arrastraban como si tuvieran vida y emitían...emitían...

 

-¿Qué? – Optimus se acercó, la chica comenzó a temblar de nuevo. – Vamos Warcat, dime, ¿qué emitían?

 

-Can... taban... – Balbuceó la chica. Dinobot dio un paso atronador hacia ella.

 

-¡No irás a decirnos que una sombra, Grr, cantaba! ¿Quién se creería semejante tontería?

 

-Es la verdad... – Comentó ella, desviando la mirada. Rattrap se puso delante, entre la felina y el carapiños.

 

-Oye, cabeza de bolo, viendo como tiembla, viendo el susto que tiene encima, ¡¿te parece que esté mintiendo?!

 

Optimus también miro con severidad al raptor, que se cruzó de brazos enseñando sus afilados dientes al roedor. Luego volvió a mirar a la felina.

 

-Warcat... ¿qué más recuerdas?

 

-Yo... yo... – La chica dejó caer su peso, Optimus se apresuró en agarrarla.

 

-¡Warcat! – Zarandeó un poco a la muchacha, en ella ya no había reacción.

 

-Se ha quedado inconsciente. – Dijo Rhinox. – Será mejor que descanse, mañana quizá pueda aclararnos algo más.

 

-La llevaré a su cuarto. – Rattrap la levantó en brazos y se la llevó por el pasillo. Al poco rato la introdujo en su camarote y la dejó en la plataforma con cuidado; tras mirarla un instante salió y cerró la puerta.

 

 

Mientras, en la base Predacon, Inferno le narraba a Megatron todo lo sucedido con los Maximals y el artefacto misterioso. El Tiranosaurio se rascó la barbilla.

 

-Así que una especie de construcción alienígena, casi enterrada en un barranco, ¿eh? Bien... Supongo que Optimus también estará ahora sobre aviso; así que lo mejor será que vayamos por ella antes que lo haga él. ¡Inferno!

 

La hormiga se llevó una mano a la sien, haciendo un saludo militar.

 

-Avisa a Tarántulas y Scorponoc, guíanos hacia esa construcción. Sí...

 

 

Más lejos, en donde se hallaba el susodicho artefacto desconocido, la luz comenzó a emanar de él, dejando salir aquella extraña niebla oscurecida.

 

 

En la base Maximal, todos dormitaban.

 

La pequeña unidad de exploración, Warcat, tenía el sueño inquieto, no dejaba de revolverse en la plataforma de descanso. Cuando su cuerpo dejó de agitarse, abrió sus ojos y se levantó. Contempló el paisaje nocturno a través de la ventana de su camarote.

Algo la llamaba, pedía que acudiese; pero al mismo tiempo, en su interior, ella sentía que no debía ir. Estaba atemorizada, necesitaba hablar con alguien, pero...

 

La pantera salió, en completo silencio de su camarote y se encaminó hacia la sala de mandos.

 

-Centinela... Retirar Escudo Periférico... – Ordenó al sistema de defensa de la nave.

 

El sistema de defensa obedecía a cualquier Maximal registrado en el ordenador de la nave y con la firma energética de los Maximals, por lo que Centinela no tuvo inconveniente en realizar la orden de la felina.

 

Rattrap, que se dejó la puerta del camarote abierta, y por ser una rata tenía la función duerme – vela, pudo oír el sonido del escudo bajándose. Extrañado pasó a forma robot y se asomó a ver que estaba pasando.

 

-Pero que... – Cerca de su habitación, estaba la de Warcat; cuya puerta estaba abierta. Aceleró el paso y llegando a la sala de mandos, escuchó el sonido de uno de los elevadores que daban al exterior. No llegó a ver quien salió, pero se lo estaba temiendo. Se largó corriendo hacia el camarote de Optimus, que por suerte siempre estaba con las puertas abiertas. - ¡Monicaco, despierta!

 

-¡¿Qué?! Rattrap... ¿a qué viene ese escándalo? – Se levantó medio adormilado, acercándose al roedor.

 

-Warcat... se ha ido.

 

-¿Cómo?

 

 

Mientras, los Predacons se acercaban al lugar en el que fue hallado el artefacto. Inferno señaló hacia el barranco.

 

-Allí abajo, Majestad.

 

Megatron se llevó una mano a la cara, estaba más que harto de que la hormiga lo llamase así. Al asomarse y mirar hacia abajo, pudo contemplar que no había nada. El Comandante Predacon agarró por el cuello a Inferno.

 

-¿Es que quieres tomarme el pelo? ¡Ese sitio está más vació que tu propia cabeza!

 

-Megatron... – Dijo Tarántulas en su forma animal, dándole golpecitos con una de sus ocho patas en la pierna al Tiranosaurio. – Mira allí delante.

 

Al otro lado del barranco, se veía acercarse una figura pequeña de brillantes ojos verdes. Se quedó quieta en el borde y miró hacia debajo, luego su cabeza se giró hacia el lado izquierdo y comenzó a caminar hacia allí. A pesar de tenerlos delante mismo, no parecía haberse percatado de la presencia de sus enemigos.

 

-Me parece que ella sabe donde está el artefacto, sería buena idea seguirla... – Comenzó a caminar. – A no ser que te vayas a quedar, desguazando a la hormiga.

 

Tras escuchar la desagradable risita de científico loco del arácnido, Megatron soltó el cuello de Inferno y caminó tras Tarántulas.

 

Siguieron a la pantera, que de repente se detuvo y miró al frente ; aquel extraño edificio alienígena había salido del fondo del barranco y emitía una tenue luz que apenas pasaba desapercibida. Los Predacons lo observaron detenidamente.

 

-Sí... una construcción completamente desconocida, que tiene que ser mía...

 

 

Súbitamente, apareció volando Optimus Primal, con la rata en su espalda. Debajo de ellos venía Rhinox.

 

-¡Maldición, los Maximals! ¡Predacons, al ataque!

 

Tarántulas se transformó y comenzó a disparar, al igual que Inferno y Megatron.

 

Optimus aterrizó para parapetarse tras unas rocas, junto con los otros dos Maximals. Rattrap, sin dejar de disparar, buscó con la vista donde estaba la felina. La chica permanecía inmóvil frente al artefacto.

 

-¡Gata, ven aquí! – No hubo reacción por parte de ella. Incluso Tarántulas se dio cuenta y dirigió su arma hacia ella- ¡Warcat, cuidado!

 

La mano de la felina se alzó, acercándose para palpar la escamada superficie que se levantaba ante ella. En su mente, podía escuchar un canto, una llamada que provenía desde dentro de aquella cosa. Su mano por fin tocó, justo en el centro de una de las espirales que, supuestamente, decoraban la superficie externa del aparato. La luz dejó de emanar de aquella cosa.

 

Los componentes de ambos bandos dejaron de disparar al notar que todo quedó a oscuras. Entonces Warcat pareció volver en sí, se dio la vuelta y miró a sus compañeros, completamente extrañada.

 

-Pero... que hago yo aquí... – Murmuró en voz baja, entonces vio a los Predacons.

 

La niebla oscura escapó entonces de la parte baja del edificio.

 

-¡WARCAT, DETRÁS! – Exclamó el rinoceronte, dándose cuenta de que aquello podía representar un peligro para la chica.

 

La felina se dio la vuelta y lo único que vio fue las sombras extendiéndose alrededor de ella y acercándose. ¡Pero era imposible que una sombra pudiera estar viva! Al menos, eso creía ella, hasta que una de las sombras, como si de un látigo se tratase, se agarró fuertemente a su muñeca. Warcat comenzó a gritar.

 

Los Maximals salieron a terreno descubierto, dispuestos a ayudar a la pantera, entonces los Predacons dispararon contra ellos.

 

-¡Ni hablar, Primal, esta vez no escaparás! – Exclamó Megatron, disparando contra el Comandante del bando contrario.

 

Una rápida mirada de Optimus hacia el artefacto, le permitió ver que las sombras ya tenían agarrada a Warcat por la otra mano y la cintura, y tiraban de ella hacia el artefacto.

 

-¡¡No, no, soltadme, por favor!! – Gritaba la asustada felina, desesperada.

 

Rattrap, harto de no poder hacer nada, sacó varias bombas de sus antebrazos.

 

-¡Eh, Megabobo, entretente con esto! – Dijo, lanzando las bombas hacia los pies de los Predacons, una vez estas explotaron, el suelo bajo sus pies se derrumbó, haciéndoles caer hacia el oscuro barranco.

 

Optimus y Rhinox contemplaban como sus enemigos caían.

 

-Buen trabajo Ra.. ¿Rattrap? – Al volver a mirar, el gorila pudo comprobar que el roedor se acercaba corriendo hacia el artefacto.

 

La rata se quedó petrificado, porque allí, hacía solo un instante, estaba la pantera; y de ella no quedaba ya ni rastro. Optimus y Rhinox se apresuraron a llegar a su altura.

 

“¡SOCORRO, SACADME DE AQUÍ!” Se empezó a escuchar la voz de la chica, estaba dentro de la estructura y golpeaba nerviosamente las paredes.

 

-¿Warcat? ¿Cómo has entrado ahí? – Preguntó Rhinox, acercándose a la estructura pero sin tocarla; recordando que ella solo la palpó un instante y acabó allí.

 

“¡No lo sé...!” Respondió ella con voz llorosa y dejando de golpear. “¡Cuando noté que me soltaban las sombras, ya estaba aquí dentro... y no veo nada, ni siquiera con la visión nocturna!”

 

-¡Cálmate Warcat! – Dijo Optimus, mirando a los otros dos Maximals y luego de nuevo al lugar de donde surgía la voz de la felina. - ¡Mira, no podemos hacer nada desde aquí!

 

Rattrap no pensaba lo mismo, decidido apoyó la mano en la espiral central, lugar que ella tocó antes de ser capturada. Pero la diferencia es que no paso nada en absoluto.

 

-¡Pero bueno, es que este trasto se ha descacharrado o qué! ¡Si no tiene nada dentro y no sirve para nada, que suelte a la gata ahora mismo! – Se quejó el roedor, con bastante mala cara.

 

-Rattrap... cálmate. El único que puede hacer algo por Warcat es Rhinox, en cuando averigüe algo de esta cosa. ¿no es cierto?

 

Tras hablar Optimus, el rinoceronte asintió con la cabeza.

 

-Para ello necesito mis instrumentos, que están en la nave.

 

-¡Claro, y dejar mientras a la pobre felina ahí dentro, a merced de que los Predacons se lleven este trasto a sus dominios! – Rattrap tenía que decir siempre la última palabra, por lo visto. Pero razón no le faltaba. Optimus se pasó la mano por la barbilla y luego miró a la rata.

 

-¿Qué sugieres, Rattrap?

 

-Que me voy a quedar aquí a vigilar. – Y pasando a forma animal, se subió a una roca cercana y se tumbó en ella.

 

Dejándolo allí, Optimus y Rhinox marcharon hacia la base.

 

-Si ocurre algo, llámanos. – Comentó Rhinox antes de irse, evidentemente se preocupaba bastante por su amigo el roedor.

 

 

Los Predacons habían vuelto a la base, como pudieron y ya salían de la cámara de reanimación. Megatron estaba bastante disgustado.

 

-Maldición, el artefacto alienígena ha pasado a manos de los Maximals.

 

-Pero aún no lo han activado... – Comentó Tarántulas, descolgándose con un hilo de telaraña, cerca del Comandante. Sus ocho ojos reflejaban una extraña malicia.

 

 

Por otra parte, Rattrap permanecía atento a posibles cambios en la superficie del aparato ese tan extraño, de vez en cuando hablaba un poco con la felina, para tranquilizarla. Estaba tan preocupado por su estado...

 

-Recuerda gata: en la oscuridad no hay absolutamente nada, si no ves nada, ni siquiera con la vista nocturna, que te pueda hacer daño, estás segura. ¿Me entiendes?

 

“Sí... “ Respondió ella con una voz menos agobiada. Estaba sentada, con las rodillas recogidas en su regazo y la cabeza sobre ellas, sus brazos rodeaban los muslos, mirando a todas partes. Algo le llamó la atención, aparentemente allí dentro no había nada, pero en su mente resurgieron los cánticos. “Rattrap... aquí pasa... algo... “ Dijo entonces, entrecortadamente.

 

Warcat se puso de pie, allí dentro comenzó a emanar la luz; totalmente azul turquesa, y esta inundó todo el interior. Desde fuera la luz se dejaba ver por resquicios de entre las líneas de las espirales; el roedor se transformó y se acercó.

-¡Gata, ¿qué ocurre ahí dentro?!

 

Ella le oía, pero no podía responderle. De el centro de todo salía una especie de gigantesco tubo de pareces de cristal transparente, junto con la niebla negra emanando del suelo. Warcat quería correr, pero no le era mínimamente posible siquiera. Decidió hacer frente a pesar de su temor, apretó los puños y se irguió. Solo adelantó un paso hacia allí cuando los cánticos cesaron, aunque la luz seguía presente; fue entonces cuando en su mente escuchó la voz de los cánticos, pero hablándole.

 

~Nasar kiare tenluriz... ~

 

La felina no comprendió nada, sin embargo respondió.

 

-¡Quién eres tú y que quieres de mí!

 

La voz no siguió hablando, pero Warcat se sorprendió cuando escuchó que la voz se hacía más clara... ¡Era su misma voz! Y repetía sus mismas palabras, pero no en su mente, las dijo en alto y se escucharon incluso fuera del edificio.

 

“Quien eres tu... y que quieres de mi...”

 

Rattrap quedó impresionado al escuchar eso.

 

-¡Warcat, que ocurre ahí dentro... WARCAT! – La rata golpeó con ambos puños la superficie escamosa, pero eso no hizo inmutarse al edificio o lo que quisiera que fuera aquello.

 

La felina escuchó a su compañero y retrocedió hasta la pared en la que oyó el golpe.

 

“¡Rattrap, esta cosa está copiando mi voz!” – Al volver a mirar hacia el tubo, volvió a ver las sombras abalanzarse hacia ella. Warcat miraba atemorizada como se iban acercando... “Rattrap... “

 

-¡Gata, que pasa, dime! – La voz de la chica se había vuelto tan débil que el roedor pegó la cara sobre la estructura, intentando escucharla mejor.

 

Las sombras agarraron de las muñecas a la chica, ella tiró intentando que la soltasen y otras sombras la agarraron de las piernas. Inútil fue todo tirón que realizaba ella, tratando de liberarse. Cuando entre todas la alzaron del suelo, la pantera comenzó a gritar, con todas sus fuerzas.

Rattrap, hecho una furia, sacó su pistola automática y comenzó a pegarle tiros a la superficie del artefacto. Llevaba una buena ráfaga de tiros, cuando se percató de que estos no hicieron la más mínima magulladura a la superficie.

 

Dentro de la estructura, las sombras acercaron a Warcat al tubo; este se abrió y se deshizo, convirtiéndose en varios trozos de mediano tamaño que se dispersaron flotando dentro del recinto. La niebla, aparentemente ‘viviente’, situó a Warcat en el centro de donde salió lo que inicialmente fue un tubo. Teniendo estiradas sus cuatro extremidades al límite, ella no podía moverse apenas, apretó los puños intentando soltar una mano, pero todo fue en vano. Los cristales brillaron todos a la vez y dirigieron un rayo de luz al centro del pecho de la felina; su aullido de dolor fue de lo más desgarrante que se pudo haber oído nunca...

 

A Rattrap se le quedó impreso en su mente; antes de salir despedido por una fuerza invisible. Cayó boca abajo, pero se incorporó, mirando el brillante artefacto; el grito de la chica se extendió y, pasado un ciclo, quedó en completo silencio. Aunque el roedor se temía lo peor, se negaba a aceptarlo; encendió el comunicador.

 

-Optimus, Rhinox... este trasto se ha activado.

 

*Vamos para allá, Rattrap. ¿Y Warcat? * Preguntó Optimus. Tras un rato de silencio, la rata contestó.

 

-Me temo que no lo está pasando nada bien... – Cerró el comunicador y miró intensamente el artefacto; no podía creer que la vida de la felina estuviera en tan grave situación... ¿por qué ese cacharro inmundo la había escogido a ella? ¿por qué narices no agarró a un Predacon si quería torturar a alguien? Rattrap se fue acercando, con paso decidido, de nuevo a la estructura alienígena.

 

 

 


Click here for Part 2