El canto de la oscuridad, 2ª Parte

(The song of the darkness, part 2)

 By: Juditangelo

 


 

En lo que Optimus y los demás Maximals se acercaban a la posición del artefacto, Rhinox estudiaba aquel trasto con los escáners de la Axalon; quedó muy sorprendido cuando la última información que le mandaron sus complicados artefactos de análisis daban constancia de que aquel aparato estaba utilizando el cuerpo de la pantera para su propósito. Interesado en ello, siguió tecleando para desvelar la causa de porque necesitaba a Warcat para funcionar.

 

 

Por su parte, los Predacons también salieron de su nave, derechos a la cosa alienígena aquella, encabezados por su líder Megatron y el científico Tarántulas.

 

-Y bien, Tarántulas, ¿qué es lo que piensas hacer para que el artefacto sea nuestro?

 

-Oh, es simple... – El arácnido se rió, con su habitual tonillo de loco. – Mis escáners detectaron que esa cosa solo funciona con un filtro energético; lo único que el filtro debe tener un tamaño un tanto grandecito.

 

-¿Estás seguro de que sabes como manipular ese trasto? – Dijo entonces Blackarachnia, que desconfiaba de Tarántulas incluso más que el propio Megatron.

 

-Completamente seguro... – El tono de Tarántulas sonó algo molesto, mirando de reojo a la viuda negra; a la que él mismo había dado su forma bestial al capturar su cápsula estanca Maximal.

 

-Eso espero, por tu bien... – Concluyó Megatron.

 

 

A Rattrap ya no le quedaban bombas en los compartimentos de sus antebrazos, pero aunque tuviera no sabía si usarlas beneficiaría o no el estado de la felina. Se dio la vuelta de golpe al sentir a alguien detrás de él y ya estaba presto a sacar su automática, cuando Cheetor levantó las manos hasta el pecho.

 

-¡Que soy yo, caray! – Exclamó el adolescente, mientras el roedor bajaba su arma.

 

-La próxima vez, avisa por radio, chaval. Te podría haber volado tu pecosa cara. – Guardó su arma, mirando al resto.

 

-¿Novedades? – Preguntó Tigatron, ladeando la cabeza y acercándose a Rattrap.

 

-Para empezar, ese trasto está brillando, luego la felina a gritado y para finalizar, un silencio sepulcral. ¿Satisfechos? – Comentó con su acostumbrada ironía.

 

Optimus activó el comunicador.

 

-¡Warcat, ¿puedes oírme?!

 

*Que se pare... * La voz de la felina sonaba debilitada, respiraba pesadamente como si le estuviera costando hacerlo. *ya basta... por favor... dejadme marchar...* Parecía muy asustada, pero no contestaba al Comandante.

 

-Parece metida en una especie de trance... – El gorila apagó el comunicador. – Solo podemos esperar a que Rhinox averigüe para que sirve esta cosa, y estar atentos por si vienen los Predacons.

 

-¿Llamabas, Optimus? – Justo desde detrás de ellos, sonó la voz del Comandante Predacon. – Pasábamos por aquí y pensamos en llevarnos el artefacto... sí...

 

-¡Grr, por encima de TUS escombros, Megatron! – Dinobot se lanzó a la batalla, espada en ristre. Los demás Predacons no esperaron a que llegase el Raptor a su altura para dispararle. Así comenzó otra batalla, en mitad de la noche.

 

Cada bando se empleaba a fondo en ganar, disparos iban y venían constantemente, sin que la balanza se virase a favor de unos o de otros.

 

 

En la Axalon, Rhinox por fin descubrió lo que ocurría con el artefacto alienígena. No había tiempo que perder; salió de la nave y, galopando en forma animal, lo más deprisa que le permitían sus patas. Tenía que avisar a sus compañeros acerca del peligro que corría Warcat, y probablemente todos ellos.

 

 

Mientras, en el campo de batalla, seguían los tiros sin cese ninguno, mientras el edificio misterioso emitía con más intensidad su extraña luz; dentro, la pantera Maximal logró abrir los ojos y mirar a su alrededor. Los cristales flotaban sin moverse de su emplazamiento, preparados para reflectar otro rayo de energía. Warcat no se sentía con fuerzas para intentar una vez más liberarse, dejó caer la cabeza mientras apagaba los sensores ópticos, su propia voz, manipulada por esa extraña edificación, volvió a hablar en su mente.

 

-¿Qué... quieres de mí? – Logró preguntar la felina- ¿Por... qué... me haces esto...? – Se sentía completamente agotada. Aunque la voz que utilizaba el artefacto respondió a sus preguntas.

 

~ Estás aquí para devolverme al espacio. ~

 

-¿Por qué yo? – Insistió la pantera.

 

~ Tu has sido la primera en verme. Tu has sido la que respondió a mi llamada. ~ Las sombras se acercaron al rostro de la Maximal, que trató de apartar la cara de ellas, aunque no le sirvió de nada. ~ Tu serás parte de nosotros. Ahora que has demostrado que eres lo que me falta, el proceso puede comenzar.~

 

Aquellas palabras terminaron de asustar a la felina, más aún cuando las sombras comenzaron a trazar el recorrido a través del reflejo de los cristales.

 

 

Rhinox llegó casi sin resuello a donde sus compañeros presentaban batalla contra los Predacons. Se colocó al lado de Optimus y sacó sus ametralladoras. Trató de alzar su voz por encima de los tiros, al igual que lo hacía Optimus.

 

-¡Optimus!

 

-¡Me alegro de verte, grandullón! ¡Supongo que habrás conseguido la manera de sacar a Warcat de ahí! – Comentó el gorila, sin dejar de disparar.

 

-¡Más o menos... pero tendrá que ser cuanto antes, o la perderemos para siempre!

 

-¡¿QUÉ?! – Exclamó al escuchar lo que dijo Rhinox, virando la cabeza hacia él, cosa que no tendría que haber hecho, porque un tiro tocó justo al lado de su cabeza, en las rocas. Miró con rabia a Inferno, que se reía al ver lo cerca que estuvo de darle al Comandante Maximal. - ¡Luego me lo terminas de explicar!

 

Se levantó del suelo, activando los propulsores que llevaba en la espalda; a la vez que la hormiga Predacon también volaba hacia él.

 

 

Dentro del artefacto, los disparos externos comenzaban a hacerse oír allí dentro. Warcat deseaba saber que estaba ocurriendo fuera, cuando una especie de espejo flotó hasta quedarse delante de ella. La pantera Maximal observó detenidamente su imagen reflejada, cuando en la superficie del objeto aparecieron las imágenes exteriores; entonces la felina pudo ver como iban sus compañeros.

 

 

Cheetor disparaba con saña a Waspinator, que por una vez peleaba bien y esquivaba sus disparos; sin dejar de dispararle a él.

 

-¡Bzzzz, Wazzpinator acabará con el gato moteado!

 

-¡Eso habrá que verlo, avispón! – El felino pasó a forma animal y corrió hacia la posición del Predacon, esquivando con toda su velocidad los ataques de Waspinator. Cheetor estaba a punto de llegar a su objetivo; saltó con las garras por delante y gruñendo, cuando un bombazo le impactó en todo el costado. Uno de los misiles de Scorponoc.

 

-¡Ja!¡Ya te tenemos, gato sarnoso! – Gritó el escorpión.

 

De improviso para los Predacon, Tigatron disparó contra ellos, para alejarlos lo suficiente del joven Maximal; luego se acercó y cogió al chaval.

 

-Vamos, hijo. ¿Puedes andar? – Le habló con un tono preocupado, Cheetor tenía todo el costado negro.

 

-Si... claro que puedo... – Levantándose con dificultades y mientras Tigatron disparaba a los Predacons, el guepardo se apartó como mejor pudo.

 

 

En lo que todos luchaban, en el campo de batalla faltaba uno; y era el científico arácnido Tarántulas, que traía un cacharro muy extraño y lo apoyó junto a la estructura alienígena; acercando unos cables que buscaban una conexión con la pared.

 

-Bien... veamos. – Murmuró por lo bajo, tecleando a toda velocidad en su invento, tratando de introducir unos datos para controlar aquel edificio.

 

 

Aquél intento de intromisión no le hizo mucha gracia al artefacto, que desconcentró la tarea principal de cargar los espejos. Las sombras se concentraron señalando otra dirección, y el pecho de la pantera atrapada. Ella se extrañó bastante con aquello, pero antes de que pudiera darse cuenta de lo que iba a pasar, el rayo oscuro cruzó rebotando por los espejos hasta llegar a su torso. La repentina descarga hizo gritar a la muchacha. Adquiriendo un color mucho más luminoso, el rayo brotó debajo de donde la chica recibía la descarga de energía oscura y rebotó hacia los espejos que estaban orientados hacia otro lugar.

 

 

Tarántulas se sorprendió de ver que la pantalla se volviera completamente oscura, cuando escuchó un ruido muy raro a su lado. Viró la cabeza y, de el centro de la espiral que tenía al lado, brotó un rayo de energía blanca que le acertó en todo el pecho y lo hizo salir volando.

 

 

La batalla se detuvo casi en seco.

 

Megatron miró con una ceja levantada como Tarántulas pasaba por encima de sus cabezas.

 

Los Maximals se quedaron casi petrificados al oír el grito de su compañera, momento que aprovecharon los Predacons para tomar ventajas en el combate.

 

Tigatron trataba de proteger al pobre Cheetor, mientras Waspinator y Scorponoc se acercaban peligrosamente.

 

Airazor no pudo eludir los disparos del bestia de Terrorsaur, al distraerse por el grito de su compañera felina, y aterrizó como pudo, bastante chamuscada por múltiples partes. El terodáctilo aterrizó y se rió maléficamente.

 

 

Los Maximals comenzaban a estar en apuros.

 

 

Algo más aliviada, tras dejar el rayo de concentrarse en ahuyentar a Tarántulas, Warcat comenzó a pensar en sus camaradas. Los espejos se recolocaban.

 

-Tengo que... ayudarles... suéltame, por favor... – Decía con los sensores ópticos apagados.

 

~ No puedo hacer eso ~ Le contestó la voz.

 

-Tengo que ayudarles... déjame ayudarles... ¡déjame ayudarles!- Acabó gritando la felina con las escasas fuerzas que aún retenía en su cuerpo.

 

Las sombras comenzaron a trazar varios recorridos, algunos espejos se pusieron de canto, mientras Warcat no dejaba de quejarse de que tenía que dejarla salir a pelear.

 

Por fuera, las espirales comenzaron a brillar en sus centros; un extraño fenómeno que atrajo la atención de todo el mundo allí fuera.

 

Una sombra pasó por delante de la frente de la pantera, deteniéndose en el símbolo Maximal. Entonces el rayo oscuro volvió a saltar de espejo en espejo hasta tocar el punto de su pecho por el que entraba. Era tan doloroso para la pobre felina; lo único que ella podía hacer ahora era gritar, mientras de su cuerpo salía ahora el rayo luminoso, rebotando en los espejos y partiéndose en los que ahora estaban de canto.

 

Las espirales dejaron salir aquél rayo por varios sitios; haciendo impacto directo en los Predacons, pero ni siquiera rozaron a los Maximals.

 

Todos los que pertenecían al bando Predacon comenzaron a sentirse como si tuvieran una descarga de energón en sus últimas fases, como a punto de sufrir el bloqueo estático, pero con una intensidad desgarradora, que parecía querer arrancarles sus chispas para destruirlas desde dentro. Entonces los Predacons sintieron como la explosión de un misil que acababa de impactarles de lleno y salieron volando en distintas direcciones.

 

El rayo cesó.

 

Warcat respiraba pesadamente, apenas sin aliento. Se sentía cansada, como si hubiera estado corriendo durante varios días seguidos sin parar ni un solo nanoclick a tomar un respiro.

 

~ Ya les has ayudado... ahora, terminemos ~

 

La pantera dejó caer su cabeza hacia detrás, casi como si su cuello no tuviera suficiente fuerza para aguantarla.

 

 

Los Maximals se reunieron, estaban más o menos bien; no parecían tener muchos daños de los que tuviesen que quejarse, pero aun así mejor prevenir que curar y todos pasaron a su forma animal.

 

-Bien... un problema menos. – Comentó Optimus, refiriéndose sin duda alguna a los Predacons. – Ahora Rhinox, explícanos. ¿Qué has averiguado de este artefacto tan raro? – Preguntó señalando hacia detrás con el pulgar.

 

-Veréis: - Comenzó el rinoceronte, recordando todos los resultados de los escáneres de la nave. – Esta cosa es una especie de generador. Produce una especie de combustible etéreo que puede manejar a su antojo, como si estuviera vivo.

 

-Es decir la niebla negra que Warcat dijo ver. – Comentó Airazor, plegando bien sus cansadas alas.

 

-Así es, - Continuó el científico.- Según los escáneres, la niebla negra es una especie de energía que podría usarse para hacer que el artefacto despegue o despida chorros de energía en defensa propia, pero la energía oscura no le sirve exactamente para eso.

 

-¡Un momento, un momento! – saltó Rattrap, demasiado rato callado. – Vale Rhinox, es un productor de energía en forma de niebla negra. Pero entonces ¿qué tiene que ver la gata con eso?

 

-A eso iba ahora mismo... – Dijo Rhinox, mirando a su amigo el roedor y luego volviendo a mirar a los demás. – Como por sí mismo no puede generar otro tipo de energía, necesita un objeto que sirva para filtrarla y convertirla en otro tipo de energía más efectiva. – Hizo una pausa dramática, para mirar el objeto alienígena.

 

-Pero eso significa... – Dijo Cheetor incrédulo por completo.

 

-Que está usando a Warcat como filtro energético. – El rinoceronte terminó la frase que comenzó el guepardo. – Y eso no es lo peor... – Continuó antes de que alguien dijera nada. – Lo peor es que como ella es tan pequeña en tamaño, es posible que su cuerpo no soporte la próxima descarga. Las que ha soltado hasta el momento han sido pequeñas, para alejar a los Predacons a saber por qué... pero me parece que este artefacto intenta volver al lugar del que procedió, y para ello deberá gastar una considerable cantidad de energía. Y si filtra demasiada energía... podría destruir a Warcat.

 

Rhinox terminó de hablar, y no hará falta describir las caras de sorpresa que se dibujaron en todos los Maximals ante la noticia.

 

-¡De eso ni hablar! ¡Vamos a ir allí y haremos que suelte a la felina por las malas si se precisa! – Exclamó Rattrap.

 

-¡No seas absurdo, roedor! – Gruñó Dinobot. – ¿O es que no has visto lo que les hizo a los Predacons? Seguramente eso fue un disparo de aviso para los demás. Grr, yo digo que nos alejemos de aquí.

 

-¡Tu típica frase de cobarde, que no falte, verdad, carapiños! – Continuó la rata, encolerizada. – Tu puedes largarte si quieres con tu cola entre las patas, pero yo no pienso permitir que ese cacharro la destruya!

 

-¡Chicos, calma los dos, ahora mismo! – Gritó Optimus, para que dejasen de pelearse, ya que si continuaban seguramente pasarían al cuerpo a cuerpo, y no precisamente para un abrazo amistoso. – Dinobot, te guste o no ahora eres un Maximal; así que vas a aprender algo más de compañerismo. Rattrap, cierra la boca un buen rato.

 

Los dos se quedaron callados, pero mirándose mal y de reojo.

 

-Rhinox, ¿hay alguna posibilidad de que el artefacto no nos haga lo mismo que a los Predacons? – Le dijo Optimus al científico.

 

Tras pensar detenidamente, el rinoceronte contestó.

 

-Es muy probable que, cuando se esté activando para dirigir la energía filtrada a los motores, tenga el sistema de defensa bajo o inactivo; sería una ocasión perfecta para introducirse en él.

 

-¿Y luego que habría que hacer? – Preguntó Tigatron, tan dispuesto a sacar de allí a su compañera como siempre. A su lado, Airazor levantaba de vez en cuando sus garras, inquieta.

 

-La energía se dirige primero a Warcat para filtrarse, y luego rebota de nuevo en un sistema de reflejo mediante láminas de espejo que se dirigen a un lugar en concreto. Si se quita o destruye alguno de los cristales que dirigen la energía hacia ella, el proceso se vería desviado.

 

-Bien. – Dijo Optimus a su tropa. – Esto es lo que haremos: esperaremos a que ese artefacto acumule la energía, y entonces entraremos desde sitios distintos. Una vez que quitemos uno de los cristales, cogeremos a Warcat y nos marcharemos de allí, ¿de acuerdo?

 

No hizo falta respuesta hablada para que el gorila supiese que ninguno de ellos discutía su plan.

 

-Solo una cosa... – Dijo Dinobot. - ¿Por donde entraremos?

 

Señaló con una de sus garras a la estructura alienígena. Cuando todos miraron, se dieron cuenta de que las espirales se separaban y aquello comenzaba a abrirse, pareciendo una flor en el instante en que se abre y muestra todo su esplendor.

 

-¿Contesta eso a tu pregunta, cabeza bolo? – Dijo la rata a su lado.

 

 

En varios grupos, los Maximals rodearon el artefacto, sin pisar el perímetro en el que las primeras capas exteriores del cascarón estaban posadas, levantando algo de polvo de la tierra en la que cayeron. Más arriba, se veía una columna que levantaba un objeto humanoide; que sin duda alguna era la pantera exploradora.

 

Los grupos estaban divididos en: Optimus y Dinobot, Rhinox y Rattrap, y por último Cheetor con Tigatron y Airazor.

 

 

La energía comenzó a concentrarse y la oscura trazó el trayecto, los espejos tomaron las posiciones para dirigir la energía filtrada hacia los motores y despegar.

 

Acordándose de una última cosa, Rhinox activó el comunicador y transmitió un mensaje a los demás.

 

*Maximals, solo una cosa: no dejéis que la energía filtrada os toque o acabaréis como los Predacons. A mi señal, nos introduciremos en la máquina. *

 

El rinoceronte se mantuvo alerta a los movimientos internos del artefacto y los Maximals se prepararon para entrar.

 

Cuando la energía oscura alcanzó el pecho de la pantera, allí arriba, ella comenzó a gritar, con mucha más fuerza que antes. Se sentía desvanecerse, como si aquel rayo se llevase todos sus fluidos vitales y le desgarrase la exopiel.

 

 

*¡Ahora! * Gritó Rhinox por el comunicador, y ante esa señal, los Maximals se introdujeron en la máquina, cuyo interior estaba inundado por todos aquellos cristales reflectantes. Pero destruir alguno de ellos no serviría para prácticamente nada; había que destruir uno de los que se encargaban de dirigir el rayo de oscuridad hacia la felina, para liberarla de su prisión.

 

Los dos felinos machos esquivaban los rayos, mientras que su compañera voladora aleteaba teniendo cuidado de no pegársela contra los espejos.

 

Dinobot tenía que reprimirse de irlos destruyendo uno por uno con su espada, sobretodo porque se lo ordenaba Optimus a su lado, que si no ya se hubiera cargado más de la mitad a estas alturas. Sin poderlo evitar, le dio un bocado de su forma animal a uno, que tenía a la altura.

 

-¡Dinobot, no! – Le gritó el Comandante. Entonces el rayo rebotó dándole al raptor en toda la cara, que lo hizo soltarlo y retroceder.

 

~ ¡Intrusión, intrusión!~ Gritó la voz copiada. Calculaba que tenía que darse prisa si se quería marchar de allí, por lo que aumentó la descarga energética; al igual que aumentaron los gritos de la felina. Warcat ya no podía aguantar más.

 

Las manos encrespadas de la exploradora se relajaron, sus piernas dejaron de forcejear en sus desesperados intentos por soltarse de aquella tortura y la cabeza cayó hacia atrás... prácticamente sin vida.

 

Los demás Maximals se alarmaron sobrecogedoramente al dejar de escuchar los gritos aterrorizados de su compañera.

 

-No... – Susurró el roedor. – No puede ser.

 

Todos contemplaron la figura, ahora inmóvil y silenciosa de la chica. Lo único, que los rayos continuaban rebotando en su cuerpo, filtrando grandes cantidades de energía. Algunos espejos se pusieron de canto para partir los rayos en dos, y así atacar a los Maximals. Por suerte ya estaban prevenidos ante eso y esquivaban muy por los pelos los rayos.

 

-¡Grr, larguémonos! ¡Ya no podemos hacer nada por esa felina! – Gruñó Dinobot, al lado del Comandante.

 

-¡No! – Se opuso tajantemente el gorila, esquivando un rayo dirigido hacia él.

 

-¡Rattrap! – Gritó Rhinox, agarrándolo por la pieza de la espalda y apartándolo del camino de un rayo. Se ocultaron detrás de una de las piezas metálicas que se alzaban, dándole aspecto de flor extraña al artefacto. –Escucha, cuando yo te diga, colócate allí. – Señaló hacia el centro, de donde salía la niebla oscura.

 

El roedor abrió la boca para decir algo, cuando Rhinox se le adelantó.

 

-¡No discutas y hazlo! Yo distraeré ese rayo. – El rinoceronte salió corriendo y el rayo se dirigió hacia él. Rhinox sacó una de sus ametralladoras. -¡RATTRAP, AHORA!

 

Ante el grito, el roedor se situó allí; Rhinox apuntó a un cristal que recogía la energía oscura y lo dirigía hacia otros que mandaban el haz de luz negruzca hacia la pantera, entonces apretó el gatillo y una ráfaga de su munición convirtió el espejo en cientos de pequeñas esquirlas brillantes.

 

Los rayos que atacaban a los Maximals desaparecieron; el rayo oscuro que antes iba dirigido hacia la felina comenzó a salir descontroladamente hacia las nubes.

 

~¡Emergencia! ~ Se escuchó. Las sombras que retenían a la felina fueron a buscar el espejo que faltaba, pareciendo no saber que este había estallado.

 

La pantera comenzó a caer.

 

Gracias a la colocación que le dijo Rhinox, Rattrap pudo recoger sin problemas a la chica.

 

*¡Perfecto, Warcat está libre; vámonos de aquí! * Gritó el rinoceronte por comunicador y todo el mundo comenzó a salir de allí pitando.

 

Una vez lejos, contemplaron como la energía comenzaba a hacer desaparecer trozos del artefacto; por si las moscas, decidieron ponerse a cubierto tras unas rocas.

 

Pasaron varios ciclos antes de que todo quedase en silencio y la luz se apagara por completo. Optimus y algunos más se asomaron a mirar; no quedó nada de aquella estructura.

 

Rattrap, que había protegido todo el rato el pequeño cuerpo de la pantera, se levantó y comenzó a agitarla por los hombros.

 

-Gata... – La miró desde más cerca. -¡Gata, oye! ¡Despierta! ¡Vamos Warcat, despierta!

 

Al oírle, Rhinox se acercó apresuradamente, apartó a su amigo con una mano y comprobó el estado de la pantera.

 

-Hay que darse prisa... necesita de inmediato la cámara de reanimación o no saldrá de esta.

 

En un abrir y cerrar de ojos, llegaron a la Axalon.

 

Aunque las reparaciones de la cámara de reanimación habían terminado para todos, Rhinox trabajaba en Warcat; comprobando que su sistema interno no estaba dañado. Por suerte, su cuerpo entró en bloqueo estático y eso la ayudó a aguantar el golpe de la energía entrando y saliendo de ella.

 

Por raro que parezca, no se oían en toda la nave los gritos de Dinobot y Rattrap discutiendo; ya que la rata estaba al lado de Rhinox desde que comenzó a reparar a la felina. El silencio reinaba en toda la Axalon.

 

 

A altas horas de la noche, ya más de la mitad de los Maximals dormían. Entonces los sensores de Warcat se encendieron, dejando que su acostumbrado color verde revisaran la escena; lo veía todo borroso.

 

-Por fin despiertas... – Escuchó la voz de Rhinox a su lado. Warcat giró la cabeza y le miró, no articuló palabra alguna.

 

-Por si te preguntas que ha pasado... – Continuó Rhinox. – Has estado desconectada mucho tiempo; mañana si quieres te explicamos lo que ha ocurrido, pero es muy tarde y será mejor que vayas a tu camarote a descansar. Imagino que te sentirás agotada.

 

La felina asintió despacio con la cabeza, en lo que una mano apoyada en su espalda y otra agarrando con cuidado su propia mano, la ayudaban a enderezarse. Miró a su lado y se encontró con los sensores rojos de Rattrap, que la sonrió.

 

-Rattrap, llévala a su cuarto y vete tu también a dormir. Llevas aquí toda la noche. – Rhinox sonrió a ambos y luego se marchó por la puerta.

 

-Vamos, gata. – El roedor la hizo apoyarse en él para caminar. La llevó hasta la puerta de su camarote y la abrió, haciendo pasar a la chica.

 

-¿Te has quedado todo el tiempo... a mi lado? – Preguntó ella en un susurro.

 

-Bueno... estaba algo preocupado. Mañana hablaremos, felina. – Antes de irse, la chica le agarró de la muñeca, con escasa fuerza.

 

-Por favor... quédate aquí... – Dijo ella, con una mirada muy suave.

 

-Eh... pero...

 

-Por favor Rattrap... quédate... – Su voz parecía más suave y baja por momentos. Rattrap no se hizo de rogar y pasó dentro con la chica. Cerró la puerta detrás de él y se sentaron en la plataforma de descanso.

 

-Que descanses, gata. – Le comentó el roedor, en lo que ella se tumbaba, mirando preocupada delante suyo. –Pero dime, ¿porqué has querido que me quedase?

 

-No quiero que la oscuridad se me vuelva a llevar, y contigo cerca... – Hizo una larga pausa. - ...me siento más segura... – Antes de quedarse dormida, la felina sintió que él se tumbaba detrás suyo y apoyaba una mano en su hombro.

 

-Tranquila. No se te volverá a llevar, no mientras yo esté aquí.